El hecho más destacado de su reinado se produjo en 589, cuando convocó el III Concilio de Toledo en el que, junto con varios nobles y dignatarios eclesiásticos, abjuró del arrianismo y se convirtió al catolicismo, con lo que llevó a cabo la unificación religiosa entre visigodos e hispanorromanos, a la que aspiró su padre de forma inversa y quien, al parecer y paradójicamente, le aconsejó esta vía, quedando así sellada la unidad espiritual y territorial del Reino Visigodo de Hispania.

Hermano de Hermenegildo, fue asociado al trono por su padre, lo que levantó las protestas de los nobles visigodos, que vieron en esta acción el intento de institucionalizar el hereditarismo en la monarquía visigoda, caracterizada precisamente por ser electiva.


En 584, en su deseo de emparentar y alcanzar una alianza con los francos, envió embajadores para desposar con Rigunda, hija de Chilperico I, rey de Neustria, y Fredegunda. Una vez acordado el matrimonio, Rigunda fue enviada junto con una espléndida dote, en agosto de 584, al Reino visigodo de Hispaniapara casarse con Recaredo. Tras un viaje muy azaroso, con multitud de robos que la dejaron sin nada, llegó a Toulouse, donde le llegó la noticia del asesinato de su padre Chilperico, con lo que su matrimonio con el rey visigodo ya no tenía sentido para ser una alianza entre reinos. Poco tiempo más tarde, manteniendo el mismo deseo de emparentar con los francos, Recaredo envió una nueva delegación de embajadores para desposar a Clodosinda, hija de Sigeberto I, rey de Austrasia, y Brunegilda, pero por razones que se desconocen las negociaciones fracasaron.

Acceso al trono

Cuando su padre Leovigildo murió, Recaredo se encontraba en Septimania. Seguramente permaneció allí, pues proseguía la guerra contra Gontrán I de Borgoña, pese a la derrota de éste el año anterior. Carcasona fue atacada de nuevo por Desiderio, noble neustrio que ostentaba el cargo de dux (Duque) de Aquitania, si bien fue rechazado.

Paz con Austrasia y guerra con Borgoña

Recaredo, aconsejado por su madrastra Gosuinda, envió mensajeros a Childeberto II de Austrasia pidiendo la paz. Había ya pasado mucho tiempo desde que Gosuinda maltratara a Ingundis y el tratado pudo concertarse con cierta facilidad. Como no existía ningún conflicto pendiente con Neustria, sólo uno de los tres reyes merovingios, Gontrán I de Borgoña, permanecía hostil a los visigodos.

 

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