Desde 1993, los jardineros de Puy du Fou han querido ofrecer a los visitantes un paseo embalsamado en el corazón de un verdadero “jardín de rosas” que hoy cuenta con más de cien variedades.
En polvo, dulce, alimonado, almizclado, delicado, afrutado, picante… sean cuales sean sus matices, el aroma de las rosas tiene la intención de intoxicar y atraer a los insectos polinizadores. La esencia de aceite, que es la fuente de la fragancia, se encuentra en los pétalos, los estambres y las hojas.
Los artesanos de “Village XVIII” (Pueblo del siglo XVIII) del Grand Parc abren su “Maison des Senteurs” todos los veranos a los visitantes, quienes se dejan llevar por las emanaciones de los aromas.